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sábado, 14 de enero de 2012

EL DILEMA DE LOS GÉNERICOS


Probablemente hayan oído hablar ustedes en estos días de crisis financiera la necesidad de efectuar recortes sobre diversas competencias del Estado, una de ellas en la sanidad. Respecto a esto hemos observado la gran controversia creada en el entorno de los medicamentos genéricos y su distribución.
El Estado ha decidido recetar únicamente medicamentos genéricos (con numerosas excepciones) con tal de reducir el gasto de nuestra ya maltrecha Seguridad Social. Podrán haber oído muchos comentarios acerca de dichos medicamentos y la conclusión es siempre la misma – son un problema-. Personalmente coincido con esta afirmación y a continuación me dispongo a explicarles el porqué.
Hemos oído últimamente numerosas barbaridades acerca de los medicamentos genéricos, desde personas que cuestionan su efecto, hasta otros que afirman que ni si quiera son similares a los medicamentos de “marca”. Respecto a esta afirmación solo puedo destacar una cosa y es que la sociedad española, para variar y de nuevo en nuestra historia, habla sin conocimiento de la situación. Un medicamento genérico es exactamente igual de efectivo y posee el mismo principio activo que otro de “marca”. Tal vez con un ejemplo les resulte más sencillo: todos hemos oído hablar alguna vez de la famosa farmacéutica alemana Bayer (empresa que le da el nombre al equipo de futbol Bayer Leverkusen) y de su ya reconocida mundialmente fórmula estrella, nuestra amiga y compañera de fatigas (que tanto nos ayuda el día de después de una fiesta) la aspirina. Imaginemos por un momento que una farmacéutica, ajena a Bayer desea fabricar aspirinas, es obvio que no podrá lanzar un producto bajo ese nombre (ya que es una marca registrada), en este caso el producto será lanzado bajo el nombre de su principio activo, en este caso el ácido acetil salicílico.
Bien, pues le cambiamos el nombre y al mercado ¿no?,  obviamente, y por fortuna esto no funciona así. Bayer, empresa descubridora de la fórmula magistral de la aspirina tiene tres funciones durante el proceso de fabricación como medicamento genérico: la primera es facilitar la formula del compuesto a sus colegas farmacéuticos, la segunda controlar el proceso de fabricación de dicho medicamento y la tercera corroborar que la diferencia entre nuestra aspirina y el medicamento genérico es nula.  Por tanto, genérico y “marca” poseen la misma calidad.
Imagino que a estas alturas se preguntarán, ¿entonces que tiene en contra de la distribución de los genéricos? Simple, dos motivos: disculpen la vulgaridad pero… “o todos moros o todos cristianos”, me explico, porque un señor mayor diga que un medicamento no es igual que otro no debemos hacerle caso, si se pretende  establecer la implantación de los genéricos que sea en condiciones iguales para todos nosotros. El segundo motivo es puramente económico, no soy licenciado en económicas pero ¿que creen que pasará con los trabajadores de Bayer, Normon etc. si dichas compañías no obtienen beneficios en España porque nuestra seguridad social no hace pasar sus medicamentos por el seguro público? Todo es un negocio y su vida no va a ser diferente.

Colaboración: http://europeanriseup.blogspot.com/

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